Vejez, inmortalidad, juventud, son temas controversiales en la
actualidad, por lo menos en esta experiencia de la cultura que vivimos. Hace
años, en otros tiempos, la vejez era valorada, una persona anciana
era sinónimo de sabiduría, a quien no se le discutía, y si lo confrontabas era una falta de respeto, porque aquella persona era mayor y digna de ser respetada. Mucho de
esto se ha perdido. Actualmente alguien “sabio” no es el más viejo, sino aquel
con más títulos de posgrado. Pero como expresa Sibilia (2009), citando a
Deleuze, cada verdad tiene su historia y es construida en cada época en
particular. Esta es nuestra verdad: llegar a la vejez es algo que se debe
evitar, y sólo el mercado (el capitalismo) tiene la solución a este grave
problema que es envejecer.
Cuando las personas hablan de envejecer no suenan felices, suena a
problemas, enfermedades, arrugas, canas, y hacen todo lo posible para que los
signos del paso del tiempo no se vean… y es ahí donde entra el Señor capitalismo
estratégicamente a vender cremas Anti-age, tinturas y shampoo (que hacen que
esa tintura dure mucho más). Entonces… ¿la culpa es del sistema, de esta
posmodernidad que nos “vende” que el envejecimiento es algo que se debe evitar?
Creo que no es la manera de abordar el tema, el asunto no es buscar culpables,
porque somos todos partes de este sistema capitalista y todos colaboramos (de
manera consciente o inconscientemente) a que siga en pie. Entonces… ¿cómo
podemos hablar de estos temas (vejez, inmortalidad, juventud) sin apuntar con
el dedo y señalar culpables? Considero que desde una mirada compleja, viendo el
abanico de posibilidades, de opiniones que estos tópicos nos presentan…
Reloj biológico: “Tiempo de nacer, y tiempo de morir…”
Citando un poco al sabio Salomón en su libro de Eclesiastés (La Biblia,
1960), “Todo tiene su tiempo”. Si traspasamos sus palabras a lo biológico se
puede decir que la célula tiene un “Tiempo para nacer, y tiempo de morir”.
La célula ha sido la fuente de información de los científicos, es algo
maravilloso su funcionamiento, y alberga miles de secretos y misterios a
resolver en su interior. Así pues, en esta sociedad de control, aquello que ha
pasado a ser la fuente de información está en el interior de esta célula: todo
está en los genes.
Y efectivamente, cuando se habla del envejecimiento no podemos dejar a
los genes de lado, porque en esto son protagonistas (aunque no se descarta la
influencia del ambiente sobre los mismos).
¿Por qué envejecemos?
Cuando nacemos, nuestras células
embrionarias poseen telomerasa, una enzima que realiza la replicación
telomérica. Sin embargo, la actividad de la misma se inactiva en células
somáticas, lo que conlleva que a medida que las células van sufriendo
divisiones y su ADN se replica, los telómeros, que se hallan en los extremos de
cada cromosoma, se van acortando con estas sucesivas divisiones.
Por ende se puede decir que las células están programadas para un
número determinado de divisiones, y que cuando el tamaño de los telómeros llega a
un cierto nivel, comienzan los mecanismos que llevan a la muerte celular, y al
envejecimiento celular.
Por esta razón se asocia a los telómeros a un “reloj genético” que
determina el tiempo de vida de las células.
Inmortalidad para todos
¿Qué pasaría si fueses inmortal? ¿Qué precio estas dispuesto a pagar
para ser joven para siempre?
Estas preguntas surgen luego de ver películas como “In time” o mejor
traducida al español “El precio del mañana”.
El argumento de esta película circula en el año 2161, donde el gen del envejecimiento humano ha sido
desactivado. Por tanto, al cumplir los veinticinco años, las personas dejan
de envejecer, pero sólo tienen un año más de vida. Transcurrido ese año, mueren
de un ataque cardíaco a menos que «ganen» tiempo y rellenen con él sus «relojes
de vida», que llevan la cuenta regresiva como un reloj digital en sus
antebrazos izquierdos. (extraído de: http://es.wikipedia.org/wiki/In_time)
En la película se ve claramente como sólo son los ricos aquellos que
viven eternamente, con lujos y tranquilidad, mientras que el resto
debe negociar o pedir préstamos para poder vivir el día a día.
Aquellos que tienen más tiempo, comen tranquilos, hacen sus labores
relajados, ya que no tienen nada que perder, tienen mucho tiempo en sus
relojes, tienen un estatus social superior. Por otro lado, aquellos que viven
el día a día, en sus relojes poseen poco tiempo, no viven tranquilos ni en las
mejores condiciones. ¿Podemos decir entonces que son inmortales? No! Porque no
tienen la plata para serlo. Así, la inmortalidad no sería para todos, sólo
estaría al alcance de aquellos que pueden pagarla.
Aunque es una ficción, no está lejos de la realidad. El tiempo, por
ejemplo, hoy en día tiene un peso relevante.
No por nada en esta película el tiempo se ha convertido en el “dinero”,
todo se paga con tiempo; literalmente, “el tiempo es dinero”, como se decía en
la modernidad, en aquella sociedad de disciplina.
Cabe destacar, que en esta sociedad de control actual, el tiempo
también es importante, el transcurso del tiempo tiene su relevancia. Así son
comunes las frases de “cómo pasa el tiempo”, y se lo relaciona al mismo con el
envejecimiento.
Envejecimiento, ¿parte de la vida o materia prima del
capitalismo?
Ahora bien, envejecer es parte de la vida, es parte de nosotros, como
vimos antes, biológicamente las células están programadas para envejecer, ¿por
qué querríamos ir en contra de esto? Según los científicos, para poder tratar
enfermedades… pero si se pudiesen tratar dichas enfermedades ¿Qué costos
tendrían esos medicamentos? ¿Todos podríamos acceder a ellos?.
Si fuésemos inmortales, el obstáculo de la razón, la muerte, sería
derribado… pero ¿Para qué? ¿Para qué ser
inmortales?.
Envejecer es una etapa de la vida, que al parecer ya es un negocio para
muchos. Es algo natural, pero a la vez algo que se deber evitar y ocultar. Si
se encontrara la manera de ser jóvenes o inmortales para siempre ¿qué estamos
dispuestos a pagar por ello? ¿Te gustaría ser eternamente joven? Y si tu
respuesta es positiva, ¿Para qué querrías ser inmortal?
Estos son algunos interrogantes que surgen con estas temáticas, y como se vio se presentan más preguntas que respuestas. Está en cada uno de nosotros tomar una postura sobre estos tópicos, lo cual no es una tarea sencilla, pero es necesaria para lograr intervenir en el mundo.